La raíz afro del general Vicente Guerrero Saldaña ha sido durante más de dos siglos sistemáticamente omitida, silenciada y “blanqueada” por la historia oficial. La reciente conmemoración del natalicio del héroe de la patria que tuvo lugar en el municipio de Tixtla Guerrero, me recordó aquel homenaje que le rindió el Senado de la República en abril pasado, cuando su nombre fue inscrito en el muro de honor con la leyenda “Vicente Guerrero, afromexicano consumador de la Independencia”.
La alteración visual con la que historia oficial nos presentó durante muchos años a Guerrero Saldaña como un criollo puro, no fue un accidente: fue una estrategia consciente para esconder su ascendencia africana, suavizar sus rasgos y así garantizar su aceptación dentro de una élite política inspirada en la blanquitud europea donde la negritud era simbolo de esclavismo y pobreza.
Pero éste borrado de la historia forma parte de una lógica más amplia: durante siglos, el racismo se ha incrustado en las élites mexicanas, moldeando la narrativa nacional desde una lógica que invisibiliza la contribución de pueblos afro. Las raíces afromexicanas, presentes desde la gesta de Independencia, con la participación activa del pueblo afro y mulatos en las batallas insurgentes, quedaron durante muchos años invisibilizadas de la narrativa de aquel episodio de nuestra historia.
Hoy, sin embargo, emerge con fuerza una resistencia necesaria desde las mujeres. Académicas, políticas y activistas que desde el feminismo y con un enfoque interseccional, luchan por visibilizar la herencia africana en Guerrero y abogan por el reconocimiento de los derechos de éste pueblo.
En Guerrero algunos de los ejemplos más destacados de la lucha afro desde el activismo feminista lo representan por ejemplo la poeta y creadora Aleida Violeta Cisneros. Su trabajo es una muestra fiel de cómo el arte y la palabra pueden ser herramientas para la memoria y denuncia. Con sus versos y canciones exhibe la experiencia cotidiana de las comunidades afromexicanas, visibiliza la discriminación y recuerda que la poesía también es un acto político frente al olvido histórico.
Desde la política la senadora Beatriz Mojica Morga, quien tras reconocer su herencia materna vinculada al pueblo afro de Huehuatán en la región Costa Chica, ha tomado la bandera afro en su trabajo legislativo para enfatizar la deuda histórica que México tiene con los pueblos negros y promover iniciativas a favor del reconocimiento de sus aportaciones a la historia, cultura y resistencia .
Desde la llamada Perla Negra del Pacífico, Cuajinicuilapa, la activista Mijane Jiménez Salinas, se ha embarcado en la defensa de los derechos humanos hasta incidir en procedimientos de instituciones como el INE y el IEPC. Destaca su lucha por políticas públicas con enfoque comunitario, educación intercultural y reconocimiento de los pueblos negros como sujetos colectivos de derecho.
El trabajo de mujeres como ellas nos muestra que el legado de Vicente Guerrero Saldaña, consumador de la lucha por la abolición de la esclavitud, no se honra con estatuas ni fotografías oficiales blanqueadas, ellas han colocado la existencia de la raíz en la conversación pública y en Guerrero, simbolizan la resistencia del pueblo negro.